entre saco desastre y cajón roto de mi casa tomaron las piezas para mi cuerpo... en la calle, voy armando el puzzle de mi mente, y con las letras el del ser

“sabes ¿cómo?
se ha de cortar un verso,
¿cuál?
debe ser su tamaño”

me preguntaste ayer, bajo aquel árbol que firmamos hace años ya.
seguí con mi
poesía,
y tú me oías, o eso creo.
como aquel poema de Bécquer

“guardábamos entrambos hondo ‘misterio”

caían las hojas,
aterrizaban sin mirar, ya ves
que no saben,
que no es lo mismo
el suelo, que tu pelo. o el libro de Edgar Allan Poe, o esta mala poesía.

y entre meditaciones
adiviné tu mirada,
un resorte en tu
sonrisa, saltó
al ver como
se dibujaba la mía;
pensé que pensabas
lo mismo que yo “que

si sabes ¿cómo?
se ha de cortar un verso,
¿cuál?
debe ser su tamaño” -preguntaste otra vez

se nos había
hecho
tarde…
y
pensé:
¡Oh Baudelaire! “Qué difícil es entenderse aun entre seres que se quieren”

caminamos; tú seria,
yo siempre.
ni nos miramos.

en casa tomamos té,
te miré y besé de repente;

duró un siglo o
un instante,
ni yo
lo sé

“sabes tú ¿cómo?
se ha de cortar un beso,
¿cuál?
debe ser su tamaño” -espeté

“ya entiendo…”

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y me dio una hoja,
que cayó en su pelo.
en ella
había escrito:
“mäs en tu silencio”

pero no cabía un ‘te quiero’