Look at 7'40"

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De tí podría haber sacado hasta un poema, aunque fuera de mis entrañas y no de mis emociones, pero preferí guardarte para hacerte compañía durante el resto de mis días, si así fuera posible.


Un azul sin pretensiones que escapaba de la madriguera me acomodaba en la más profunda de las ilusiones, imágenes que no tuvieron que esperar para que faltara reparo en regalarte una purísima sonrisa ausente de labios.

Y es que de noche todo se ve claro, tan solo la oscuridad del exterior, y lo que de verdad puede relucir, es lo único que no brilla por reflejos.


Tu aventura nunca fue fácil, pero los maestros dicen que no hay que esperar a, que ojalá la inspiración nos pille trabajando. Todos los maestros tienen, al final, ese mismo rostro.

Y es que, cuando te oigo tocar, se me deshacen los sentidos y se me transforman las manos en lienzos. Lo más importante no es dibujar ni desdibujar.


Quizás el truco esté en usar para ello el corazón. Y si me paso de horas que no sea por querer pecar, que no haya más deriva que la del camino que de verdad se quiere andar.




El blanco siempre fue el color favorito de todos estos sonidos.

De los de más allá, ni me importa...

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